Hace muchos, muchos años ya visité Asturias. Entonces ya me encantó y comí de maravilla, esta vez nos ocurrió lo mismo. A la hora de ir a un restaurante, encontré una diferencia de entre 4 y 5 euros en los menús diarios en comparación donde yo vivo. Unos menús caseros deliciosos y con gran cantidad, todo lo contrario al minimalismo tan de moda por aquí.
Para nuestro alojamiento, me estrené en la página de alojamientos Airbnb. Me imagino que la debéis conocer pero si alguien no la conoce, son alojamientos que se reservan directamente con los propietarios. La verdad es que ha sido un acierto, su política de reservas y sus precios es lo más interesante. Nosotros siempre hemos preferido alojarnos en aparthoteles y hasta alguna vez lo hemos hecho en pisos de estudiantes, como cuando visitamos La Haya. Tienes una visión distinta de la típica visión turística, te sientes como uno más de la ciudad.
Las ventajas de Airbnb son principalmente enconómicas, puedes guiarte por evaluaciones a los propietarios y a los huéspedes sobre el estado de la casa, comodidades, entorno, etc… Yo ya conocía su funcionamiento porque mi hermana ya la había utilizado varias veces en países extranjeros con resultado satisfactorio, de hecho esta semana está en Noruega con una alojamiento Airbnb.
La casa rústica que escogimos, nos encantó y el trato con la propietaria fue exquisito. Nos envió vía email, dos páginas con recomendaciones, lugares para visitar, cosas que hacer y hasta donde comer.
La casa no tenía ni televisión, ni Wifi, imaginar como de contentos estaban mi adolescente chica y mi preadolescente chico. Pero entre cuentos de Edgard Allan Poe y juegos ( cartas, Cluedo, etc… ) las noches fueron divertidas, finalmente confirmaron que se lo pasaron en grande sin tele, ordenador, ni wifi.
El día que viajábamos hacia Asturias, se levantó un poco gris y al final del día una fina lluvia
nos recibió en la casa. Como estaba algo fría, solventamos la situación encendiendo la estufa de leña. me recordó tantísimo mi primer piso, lo que disfruté de la estufa de leña.
Pero solo la encendimos esa noche ya que el resto de días la calor era intensa. Lo mejor del norte es que puede hacer muchísima calor durante el día pero por la noche las temperaturas frescas acompañan a dormir estupendamente. Por donde yo vivo el bochorno es insoportable, incluso durante la noche. Desde que volví de vacaciones no he podido ni una noche dormir de un tirón.
Visitar Asturias es un deleite para la vista, empezando por las espectaculares vistas desde la carretera.
Todo los que nuestros ojos pueden captar es tal cual, es decir totalmente natural, sin artificios. Para un ejemplo la carretera, parece engullirte.
Asturias interior es verde, de un verde tan intenso que hace que recargues las pilas y desconectes de tu mundo anterior a los cinco minutos de estar allí.
Más contacto con la naturaleza fue visitar el Parque de la Prehistoria, ver los caballos Prazwalski (originales de Mongolia) y los bisontes europeos.
Aparte de los caballos asturcones, originales de la zona. Tan cercanos que se podían tocar, pero yo no lo hice, me dan pánico los caballos.
Pero el rey de los animales es otro:
(no sé por qué pero el cartel me recordó la serie Doctor en Alaska)
Aunque fue bonito verlos, la verdad es que me dio pena verlos encerrados, buscando desesperadamente una sombra porque el día era muy soleado y caluroso.
También nos dio tiempo de visitar el museo de Fernando Alonso, donde padre e hijo disfrutaron viendo los fórmula 1, pero para ser sincera a mi hija y a mí como que ni fu ni fa.
Y para finalizar esta larga entrada, recomiendo visitar la ciudad de Oviedo, realmente me sorprendió por su belleza, sus parques, sus edificios y sus estatuas. Encontré hasta una estatua en tributo al perro abandonado.
Uno de mis objetivos era ir en busca y captura de esta estatua (lo que me costó sacar una foto sin turistas alrededor)
Otros bonitos pueblos para visitar fueron Cangas de Onís y Ribadesella, pero ya me extendí demasiado para contar más.
Final de la entrada. Si has leído hasta aquí, te mereces un premio.