Ella le pidió a Dios únicamente una cosa, sólo una:
Dios dame otra vida, igualita, igualita a ésta. No pido nada especial, ni extraordinario. Tan solo quiero vengarme de todo aquel que me hace ahora daño.
Y Dios le contestó:
Hija mía para qué te la voy a dar si no recuerdas ni lo que cenaste ayer. ¡¡¡ Como ibas a vengarte !!!
Pues así soy yo, cada día con menos memoria.