Todo por una oreja

Cuando uno está aburrido se hacen cosas tan incomprensibles . . . . . . .

El otro día,  me dijo mi hermana que un compañero de trabajo le comentó que las personas con el lóbulo de la oreja pegado a la cara, mis hermanos y yo, descienden de judíos. Mi respuesta fué que eso era leyenda urbana, soy incrédula por naturaleza.  Lo cierto es que me picó la curiosidad y esa misma  noche empecé a buscar sobre el tema por Internet.  Como si Internet tuviera la verdad absoluta, cuando en realidad a veces da la sensación de ser la gran enciclopedia de la mentira.

En fin, sobre el tema encontré muchísimas versiones y sí encontré algunas que mencionaban la relación entre el lóbulo y la religión judía. Indagando, indagando  fuí a  parar a un listado de apellidos judíos, que según detallaba procedían de los archivos de los judíos expulsados de España,  a finales del siglo XV. En el listado encontré  los segundos apellidos de mis cuatro abuelos. Entonces fuí visitando páginas donde informaban del origen de los apellidos. Mi apellido paterno no es un apellido común, más bien lo contrario. Lo bueno era que las diferentes páginas me ofrecían orígenes bien distintos. Pude comprobar que es en Barcelona, donde hay un mayor número de personas con mi primer apellido, de toda España. También pude ver el estado del mismo en diferentes países europeos y en EE.UU.

A partir de ahí, no me preguntéis cómo, llegué a un archivo de cementerios de Norteamérica. Encontré a una mujer con mi  mismo nombre y apellido, nacida en 1859 y enterrada en Illinois. ¿ sería real ?  Y no sé más por qué para conocer más sobre ella, debía pagar un precio estipulado. Hasta aquí llegué,  el reloj se acercaba a las 2 de la madrugada, mi despertador suena a las 7,  y no quería perder más el tiempo.

De poco me sirvió pero ahora tengo curiosidad de conocer los orígenes de mi ascendencia, poder hacer un árbol geneológico. No tengo ni idea de como proceder, pero lo voy a intentar.