Estoy en plena crisis creativa. Me he atascado con un cuadro que me lleva por el camino de la amargura. Un pu…. puñetero, puñetero ( no la otra palabra tan fea que iba a decir) faro que no me sale. El culpable lo tenéis a vuestra izquierda. No quiero ni mirarlo.
Es un cuadrito canijo de unos 15×40 cm. Pero no hay manera que me guste el resultado. No me sirve ni mi música favorita: la clásica, que uso para pintar, la única que sirve para concentrarme e inspirarme. Nada, nada de nada. Termino y vuelvo a empezar.
Mi profe siempre nos cuenta que Picasso meditaba sus cuadros profundamente, mirándolos.
Y ayer mientras pintaba y escuchaba mi emisora de música clásica favorita,de repente apareció una canción que no es del estilo de la emisora. Siempre que la escucho me emociono. Tan concentrada estaba escuchando la música y mirando la pintura que fuí a beber el té calentito y humeante, sin recordar su temperatura y me achicharré la lengua.
Aquí la maravillosa canción para una maravillosa película:
Por cierto el color de los zapatitos de Dorothy, es el mismo del faro o quizás ya es obsesión mía.
Mañana intentaré terminar mi obra, en clase.